viernes, 6 de diciembre de 2019

¿Quién era Giuliano della Rovere antes de alcanzar el papado?


Giuliano della Rovere nació en Albissola Marina, República de Génova, en 1443. Sobrino del que sería el papa Sixto IV (1471-1484), Giuliano se crio en una familia de artesanos que aun pudiendo tener ascendencia noble vivían relativamente empobrecidos. Hijo de Rafael della Rovere y de Teodora Manerota, Giuliano se educó en Perugia, cayendo esta responsabilidad en la Orden Franciscana, a la cual pertenecía su tío Francesco (futuro papa Sixto IV). Será tras el ascenso al papado de éste, quien daría nombre a la Capilla Sixtina, cuando Giuliano comience a ostentar cargos eclesiásticos y a empezar a ser conocido en dicha élite.
Así, en 1471 Giuliano sería nombrado cardenal en San Pedro en Víncoli (Roma), donde hoy en día se encuentra el mausoleo de Julio II custodiado por el Moisés de Miguel Ángel, entre otras obras.


Tumba de Julio II en San Pedro en Víncoli, Roma.
                                               
Durante esa década también ocuparía numerosas sedes episcopales, como la de Catania (1473-1474), Carpentras (1471-1472) o Lausanne (1472-1476), entre otras. En su amplio currículum también destaca el haber sido arzobispo de Aviñón (1474-1503), legado en Francia (1480-1484), abad comendador en varias ciudades, etc., además de cobrar otros tantos beneficios ligados a toda una serie de títulos eclesiásticos. En cuanto a su vida privada se sabe que no fue precisamente la más casta e inmaculada que se recuerda, pues se sabe que tuvo varias hijas, siendo la célebre Felice della Rovere la única que alcanzaría la adultez.
A lo largo de la década de 1480 participó en lo que podríamos denominar “diplomacia” eclesiástica tanto en Italia como en Francia o los actuales Países Bajos. En Italia medió en nombre del Papa en Umbría para restablecer la paz, en la guerra entre la unión “Veneto-papal” y Ferrara (1482); o protegiendo a los Colonna del cardenal Riario en 1484. Fue precisamente ese año cuando tras la muerte de su tío llegó al papado el cardenal Cibo, con el nombre de Inocencio VIII. Dicho cónclave de 1484 se recuerda por ser uno de los más tensos y violentos a nivel de esfera pública. El fallecido Sixto IV no contaba con el apoyo de gran parte del pueblo romano, formándose así dos bandos en torno a los cuales debía realizarse la elección del nuevo papa. Entre los partidarios de Sixto IV estaba lógicamente su sobrino Giuliano, quien debía al primero su educación y su carrera eclesiástica. La llegada al trono papal de Inocencio VIII estuvo pues manchada por las prácticas de soborno y tráfico de influencias que la familia del difunto papa utilizó para mantener el poder. De entre todos los miembros destacaría Giuliano, quien tenía en Inocencio VIII a un títere necesario en espera de poder alcanzar en un futuro el máximo cargo eclesiástico que este ocupaba.

Al propio Giuliano se le atribuye el apoyo que Inocencio VIII dio a los insurgentes en la llamada “Conjura de los Barones” en contra del rey Fernando I (o Ferrante) de Nápoles (hijo bastardo de Alfonso V de Aragón). Tras este conflicto; saldado con una paz en 1486 y el cese del tributo anual que dicho reino daba al Vaticano, llegó la ruptura entre Inocencio VIII y Giuliano, aliándose el primero con los Médicis, enemigos de la familia della Rovere. No obstante el conocido como “cardenal della Rovere” seguiría utilizando su influencia en la cúpula eclesiástica para optar al papado, oportunidad que llegó tras la muerte de Inocencio VIII en 1492. En ese concilio acabó subiendo al trono de San Pedro el cardenal Rodrigo Borgia bajo el nombre de Alejandro VI. Los Borgia, enemigos de los della Rovere, habían visto triunfar a su candidato, obligando a Giuliano a tomar ciertas decisiones. En un primer momento tuvo que huir de Roma al estar en peligro su integridad, posteriormente huyó a Francia a encontrarse con el rey Carlos VIII, a quien le propondría conquistar Nápoles e intentar deponer a Alejandro VI. Fracasó en su intento, pues el entonces papa se acabó ganando el favor de dicho rey francés tras ofrecerle al ministro Briçonnet el cargo cardenalicio. Estos años se tradujeron en una serie de idas y venidas por parte de Giuliano, saliendo de Roma por desconfiar de la palabra del papa y volviendo en pos de recurrentes proposiciones de reconciliación.

En 1503 y tras la muerte, supuestamente por malaria, de Alejandro VI (a quien della Rovere había acusado de llegar al trono por simonía) se postulaba como principal candidato al papado su hijo César; que no pudo manipular el cónclave al estar postrado por la citada enfermedad. Tras este contratiempo para los Borgia se eligió al viejo y enfermizo Pio III (1503-1503), quien apenas duraría unos días en el cargo. Fue tras la muerte de este cuando, ya en el segundo cónclave, se hizo con la mayoría de votos el cardenal della Rovere; principal opositor a los Borgia, que adoptaría el nombre de Julio II (1503-1513).





- Bibliografía:


Collins, R. (2009). Los guardianes de las llaves del cielo. Una historia del papado. Barcelona, España: Ariel.



- Webgrafía:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Papa_Julio_II

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